"Eusebio y los Sahumerios de la Sabiduría (Versión Sin Censura Previa)"
En el excéntrico pueblo de Los Suspiros del Alma, vivía Eusebio el Contemplativo, un hombre tan sereno que hasta los pájaros posaban en su hombro para meditar. La gente lo admiraba, los gurús lo citaban en sus charlas de autoayuda y hasta el Consejo de Sabios de la Montaña ya estaba tallando su imagen en una roca sagrada.
—¡Eusebio será un Maestro Iluminado! —proclamaban todos—. ¡Ya alcanzó tres estados superiores de conciencia! (Uno fue cuando dejó de usar reloj, otro cuando entendió el silencio de su suegra y el tercero… bueno, ese se lo inventó el dueño de la tienda de té orgánico para vender más incienso).
Pero Eusebio tenía un problema existencial: estaba harto de ser tan perfectamente espiritual.
—¿Iluminado? ¿Yo? —reflexionó mientras ajustaba incómodamente sus sandalias de yute—. ¡Si ni siquiera puedo reírme cuando el Gurú Pranayama se queda dormido en plena clase de respiración consciente!.
Un día, mientras intentaba vaciar su mente (o al menos su agenda), tuvo una epifanía: la verdadera trampa no era el ego… ¡era el aburrimiento sagrado! Así que, en un acto de rebeldía mística, decidió probar los famosos "Sahumerios de la Sabiduría", unos inciensos aromáticos que vendía un excontador reconvertido en chamán urbano llamado Iluminado Zen (alias "El que Sabe pero No Dice Nada Caro").
—Es pura energía cósmica en forma de humo, hermano —le susurró Zen, mientras ajustaba su poncho hecho de cortinas viejas—. ¡Hasta los monjes tibetanos los compran por Amazon!.
Eusebio, intrigado, encendió uno… y en vez de ver el aura de los demás, vio al alcalde convertido en una alpaca bailando reguetón.
—¡Esto es más divertido que la iluminación! —exclamó, y salió a compartir su "sabiduría alternativa":
- Le aseguró a la señora de la tienda de cristales que su gato era un influencer en vidas pasadas.
- Convenció al profesor de yoga de que el chakra del ombligo era en realidad un botón de pausa universal.
- Y le juró al panadero que amasar baguettes era el verdadero camino al nirvana (ese estado superior sí lo celebraron con croissants).
El **Consejo de Sabios**, escandalizado, lo declaró "Maestro en Pausa Meditativa", pero el pueblo lo adoró aún más. ¿Un guía espiritual que prefería reírse a hablar en parábolas? ¡Eso sí era evolución!.
Al final, Eusebio fundó su propia corriente: la "Escuela de los Despiertos Gozosos", donde el único pecado era tomarse el despertar espiritual demasiado en serio. Y así, entre risas y algún que otro sahumerio de dudosa procedencia, vivió más feliz que un monje en un retiro con wifi.
Moraleja: Si la sabiduría te aburre, prende un sahumerio… pero que no sea de los que vende tu suegra.